viernes, 11 de agosto de 2006

GRG III


Yace Allende, una grave y pura llaga,
con las gafas gafado, baleado.
En la Moneda noche negra, aciaga.
En esa casa viles lo han matado,
tu pintura terrible lo propaga,
en rojo envuelto ya, tan encarnado.
Y sus lentes en él miran con clara
desnudez de la luz fiera algazara.

La planta del zapato despiernado
en una, otra pierna asesinada.
Un puño yerto al suelo ya tumbado
y la fantasma mano ya callada.
Su misma sangre todo salpicado,
salvo lo negro de la barrabasada.
El gran terror nos cuaja el alma al ser.
Vela al muerto el azul anochecer.




A Hermenegildo Barroso Mosquero, in memoriam

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